Independència

No soy muy dado a escribir de política, pero a pesar de llevar 16 años fuera de España y tratar de decirme a mí mismo que ignore lo que pasa en el país, todavía me duele. Me duele porque me recuerda a episodios históricos; por ejemplo, la debacle de la generación del 98, cuando España perdió a Cuba y Filipinas. En aquel momento parecía que habíamos tocado fondo, que la influencia de nuestro país pararía de ser disipada.

Claramente esto no ha ocurrido, y desde el establecimiento de la democracia se ha ido fermentando un sentimiento antiespañol en varias regiones importantes del país. A varios días de que se produzca un voto decisivo en Cataluña, por el cual partidos tradicionalmente antagónicos como Convergencia y Esquerra se unen para proclamar la independencia, la situación es preocupante.  No es preocupante el hecho de que libremente unos partidos políticos se alíen para reclamar un «derecho». Lo que realmente preocupa es que los que se sienten a la vez españoles y catalanes están asediados y sometidos a una gran intimidación.

Un sistema de votación en la que la mayoría de los escaños se consiguen sin la mayoría de los votos tiene grandes consecuencias. No es bueno que a pesar de que “Junts pel Sí” ganen las elecciones esto se interprete como un anuncio de la independencia. El hecho de que no haya una alternativa sólida españolista que convenza a los catalanes no significa que los más fuertes tengan la legitimidad de proclamar unilateralmente la independencia.

El monotema es algo que ha hastiado a muchos dentro y fuera de Cataluña pero lo cierto es que desde el resto del estado no se ha hecho mucho para contradecir y demostrar que hay más de lo que nos une que de que lo nos separa. La lengua propia ha vivido con armonía durante siglos con la lengua castellana. Es una artificialidad el que ahora tengamos que ser impuestos la lengua propia. Las nuevas “estructuras de estado” constriñen a la mitad de una población local que resignada se plantea a veces si sería mejor emigrar del lugar. Esto no es propio de los valores de desarrollo que tanto se promulgan. Esto parece una nueva forma encubierta de fascismo ilustrado y positivamente discriminado a todo lo que tenga la más mínima conexión con España, empezando por los toros y terminando con el sufijo del dominio de internet.

¿Por qué tenemos que destruir una relación de fraternidad de siglos que nos ha hecho muy fuertes e influyentes en el pasado? ¿Es que tenemos que romper con lo existente en vez de construir en él? ¿A quién le conviene tanto que se rompa un progreso común que es posible desde la diplomacia inteligente y la negociación comprometida? ¿Por qué es la independencia el único camino posible para la prosperidad y expresión cultural de una Cataluña orgullosa y fuerte?

Ya hemos visto el ejemplo de Escocia. La cosa estuvo cercana a la escisión, y en el último momento el gobierno Británico cedió y prometió más capacidad para gobernar dentro de Escocia. El gobierno catalán tiene más competencias que Escocia y puede ser que desde el punto de vista del estado español hayan algunas concesiones difíciles. Es importante ser abiertos y dispuestos a discutirlo todo. ¿Por qué no seguimos discutiendo y tratamos de seguir trabajando juntos? A ninguno nos beneficia separarnos.

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Los Abusos de Galería del Coleccionista

Por motivos de vacaciones, visité a mis padres esta Semana Santa. Para mi sorpresa, me encontré en su casa con una serie de objetos un tanto extraños, no del tipo cosas que mis padres suelen comprar.

– Es de la Galería del Coleccionista — dijo mi madre. No le presté demasiada atención al asunto. Fue cuando entré a mi antigua habitación cuando me dí cuenta de que algo no encajaba: en la estantería me encontré varias colecciones de libros nuevas, depositadas allí porque nunca iban a ser leídos. Un poco indignado ya, pregunté si estos libros también era parte de la Galería del Coleccionista. Mi madre respondió afirmativamente.

— ¿Por qué los has comprado si no los vas a leer? – Pregunté.

— Porque eran parte de la colección que hemos comprado.

Hmm… Pedí que me explicaran qué era lo que la colección incluía y el precio.

— Solo son 74 euros mensuales por 37 meses.

— ¿Quéee? ¿Si pagáis todo este dinero qué tipo de cosas habéis comprado?

Mi padre me indicó un nuevo aparato de cocer verduras que aparentemente había utilizado tres veces en el último mes. También me enseñó una colección de DVDs (realmente no era el tipo de cosas que mi padre compraría; él nunca ha comprado DVDs). Luego me enseñó un juego de copas de cristal, dos vales para una noche de hotel, etc. Todas estas cosas, a mi entender inútiles, compradas por una gran cantidad de dinero.

Empecé a indagar sobre la dichosa compra a partir de entonces en serio. Me dí cuenta de que todo empezó con una inocente llamada telefónica a la casa de mis padres, felicitándolos por “haber sido de las personas agraciadas para un regalo”. Pidieron la dirección y detalles personales, los cuales fueron facilitados. Al poco tiempo se presentaron en casa dos hombres de aspecto impecable para darles el “regalo» (aparentemente un libro) por el cual tenían que pagar 10 euros. (¡Esta debe de ser la primera vez en la que veo que hay que pagar para recibir un regalo!) El caso es que entraron en casa para enseñarles una serie de catálogos y ofertas.

Según me cuentan, los vendedores, que se identificaron como representantes de Galería del Coleccionista, estuvieron un gran rato en casa. A medida que pasaba el tiempo, empezaron a hablar de manera más agresiva, tratando de venderles una colección de artículos que realmente mis padres no querían. Una vez que dichos vendedores habían pasado un gran tiempo tratando de convencer a sus «clientes», la situación evocó un sentimiento de culpa por parte de mis padres, provocándoles un gran reparo por no comprar nada.

Mi impresión de los hechos es que estos vendedores se aprovecharon de la buena voluntad de mis padres, quienes, al final, no fueron capaces de decir que no. La jugada estaba totalmente estudiada para producir este tipo de emoción en una persona mayor, con poca capacidad para defenderse, dando pie a que se encuentre en un aprieto.

Al final, mis padres accedieron a comprar este cúmulo de artículos inservibles, por el módico precio de 2.800 euros. Una vez firmado el contrato, al día siguiente recibieron la mercancía. Cuando examiné muchas de las cosas que recibieron, me pareció que su precio era descabellado.

Leyendo los términos del contrato, me dí cuenta de que el tiempo de devolución que daban, siete días, había ya pasado con creces. Miré y remiré el contrato, el cual había sido firmado por uno de mis padres. Llamé a la filial distribuidora local, donde me dijeron que ya no había forma de cancelar el pedido. Insistí en que quería hablar con quien se dedica a cancelaciones de pedidos, ya que estaría dispuesto a pagar una penalización con tal de que se llevasen todo lo que habían traído. Esto era un intento a la desesperada para aminorar en la forma posible el abusivo pago al cual mis padres habían sido sentenciados por 37 meses.

Me dieron el número de teléfono 902-11-30-11: un numero por el cual te cobran. Seguidamente, llamé y me salió una operadora a la cual rogué que por favor entendiese la situación y me diera una salida. «Mis padres son mayores y con la crisis tienen apuros de dinero», dije. Pregunté si existía alguna manera de cancelar el pedido. La operadora respondió de malos modos diciendo que ella no podía hacer nada, que pasaría mis datos y que ya me llamarían (muchos días después todavía no han llamado). Yo le dije que eso no era aceptable. Yo quería hablar con la persona que se encarga de las cancelaciones de contratos en ese mismo momento. La operadora me siguió dando un tono verbal digno de reproche y me repitió que ésta era la única vía. En aquel momento me sumergí en Internet para buscar alternativas.

Hice una búsqueda en Google.es de “galería del coleccionista”. Ya en la primera página salieron resultados como “Galería del Coleccionista Estafa”1. Seguí navegando y viendo más enlaces y me dí cuenta de que había un gran numero de historias denunciando lo mismo que me había pasado a mí: vendedores sin escrúpulos que abusan de personas mayores2-4.

Lo que más sorprende de toda esta situación es que a pesar de haber sido publicado en Internet de forma repetida a través de comentarios y blogs, todavía este tipo de actuaciones siguen produciéndose  de manera impune. Aunque en principio no hay forma de probar que Galería del Coleccionista (sucursal de “Club Internacional del Libro”) cometió un delito, ya que mis padres firmaron el contrato, esto no deja de ser un abuso. Un abuso a personas ancianas utilizando técnicas sutiles de coacción y haciéndoles picar el anzuelo de una forma mercenaria.

Con esta entrada de blog, me gustaría publicar esta nueva historia, aunque sea una más de muchas. Tengo esperanza de que esta actuación tan infame de vendedores inmorales sea percibida por la prensa, medios de comunicación y autoridades competentes. Deseo que este esfuerzo contribuya a que se abran los ojos de la opinión pública y se acabe con los métodos de Galería del Coleccionista y Club Internacional del Libro. No es justo que este tipo de empresas se aprovechen de la gente débil. Ojalá este relato evite a otras personas un mismo fin.

1            apestan.com, <http://www.apestan.com/cases/la-galeria-del-coleccionista-guadalajara-castillala-mancha-espana_19712.html>

2            La coctelera, <http://eva10.lacoctelera.net/post/2009/05/07/club-internacional-del-libro-galeria-del-coleccionista>

3            Basureros Ibéricos, <http://basurerosibericos.blogspot.com/2010/02/exclusivas-club-internacional-del-libro.html>

4            Rankia, <http://www.rankia.com/foros/bancos-cajas/temas/354730-exclusivas-club-internacional-libro>

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